Artículo de Investigación
Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) | sede Santo Domingo - Ecuador | CP 230101
La relación entre conflictividad escolar y rendimiento académico ha sido objeto de gran atención en la investigación educativa. Este trabajo buscó analizar la incidencia de la conflictividad escolar en el rendimiento académico del alumnado del Décimo Año de Educación General Básica. El estudio se desarrolló con un enfoque cuantitativo, un diseño no-experimental-transversal y un tipo de investigación correlacional-descriptiva; con una muestra de 290 individuos la cual se compone de 240 estudiantes y 50 docentes; los instrumentos de recolección de datos utilizados fueron: un cuestionario de preguntas estructuradas denominado CUVE3-ESO para medir la conflictividad escolar desde la perspectiva de los docentes, y las pruebas Ser Estudiante (SEST) del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEVAL) que permiten medir el rendimiento académico de los estudiantes. Los resultados evidenciaron que en la unidad educativa se percibe un alto índice de conflictividad, y un bajo nivel de rendimiento académico, pero no se encuentra correlación entre ellas. Palabras clave: convivencia escolar, conflicto escolar, disruptiva escolar.
AbstractThe relationship between school conflict and academic performance has received much attention in educational research. Several theoretical studies highlight the importance of understanding and addressing disputes in the school environment, as these can significantly affect students' academic performance. Due to the significance of this problem, we sought to analyze the incidence of school conflict on students' academic performance in the tenth grade of General Basic Education. The study was developed with a quantitative approach, a non-experimental-transversal design, and a correlational-descriptive type of research; with a sample of 290 individuals which was composed by 240 students and 50 teachers; the data collection instruments used were: a questionnaire of structured questions called CUVE3-ESO to measure school conflict from the perspective of teachers and the Ser Estudiante (SEST) tests of the National Institute of Educational Evaluation (INEVAL) that allowed to measure the academic performance of students. The results showed that there is a high level of conflict and a low level of academic performance in the educational unit, but there is no correlation between them. Keywords: student coexistence, student conflict, scholar disruptive.
Referencia en APA-7ma: Cedeño Anchundia, E.; y Obaco Soto, E. (2023). Conflictividad escolar y rendimiento académico: una relación por definir. Revista Ciencias Pedagógicas E Innovación, 11(1), 91 - 98. e-ISSN 1390-7603, ISSN: 1390-7786. DOI: 10.26423/rcpi.v11i1.651
La sociedad en general en este nuevo milenio ha estado en constante transformación debido a los cambios culturales, tecnológicos, sociales e ideológicos, que, así como han llevado a los seres humanos al avance, también en otros aspectos, se ha vulnerado su humanidad, percibiéndose altos niveles de violencia y conflictos desde la familia, como núcleo primordial, hasta la escuela con las relaciones interpersonales que se generan en ella (Brandoni, 2017). Debido a esta situación, Jares (1997); Pérez-Anchundia y Gutiérrez-Méndez (2016) señalan que dentro de las instituciones educativas efectivamente se dan dinámicas complejas, que son permeadas en algunos casos por una serie de conflictos, debido a que es un escenario social oportuno para la manifestación de emociones y conductas. Si estos conflictos no son transformados, se pueden convertir en un problema para la sociedad, la escolaridad y en la escuela se debe generar una convivencia y un clima escolar óptimo. Los conflictos escolares pueden ser de distintos tipos, variar en intensidad, y tener varios protagonistas. Esto indica que se pueden manifestar, por ejemplo, a través de agresiones escolares entre estudiantes, docentes y estudiantes, o entre los mismos docentes; también por medio de procesos disruptivos en el aula que generan indisciplina; o incluso por consumo de sustancias psicotrópicas en ambientes cercanos a las instituciones, influyendo en los resultados académicos de los estudiantes.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2021) especifica que el 25% de los niños del mundo viven en países conflictivos y alrededor de 246 millones de niños y niñas pueden estar sufriendo las consecuencias de conflictos escolares por situaciones violentas dentro y fuera de sus escuelas. Específicamente, en Ecuador se han detectado situaciones conflictivas que vulneran los derechos de los niños/a y adolescentes, y esto se ve reflejado en un informe de la UNESCO (2019), donde revela que varios tipos de conflictos como los generados por el bullying, afecta al 16,6% de los alumnos, es frecuente el consumo de tabaco y alcohol, el 9% de alumnos de secundaria consumen marihuana. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, 2015) expresa que el 60% de estudiantes ecuatorianos han sido víctima de actos inapropiados en las instituciones. El resto se enfrenta a otros conflictos que inciden negativamente en la convivencia como: grupos opositores con tareas escolares, la poca disciplina en las aulas, métodos pedagógicos y guías de autoridad. Varias investigaciones revelan la importancia de abordar esta temática, donde se relaciona el conflicto escolar con el rendimiento. Por ejemplo, Carmona et al. (2020) identificó tipos de conflictos y como estos tenían incidencia en el rendimiento académico; encontrando que existen 94% de conflictos vandálicos, un 86,3% de inseguridad en las aulas a causa del hurto de objetos escolares, un 81,3% de disrupción en las aulas y 74,1% de acoso escolar. Por otra parte, Cerda et al. (2018) comparó las percepciones que tienen un grupo de estudiantes chilenos (545 estudiantes del subnivel medio con desarrollo típico y 75 estudiantes con Necesidades Educativas Especiales (NEE)) sobre la convivencia escolar y su incidencia en el rendimiento académico obteniendo que los estudiantes con NEE tienen una percepción adversa en la mayoría de las dimensiones como: victimización académica, agresión e indisciplina. Del mismo modo, menor consolidación normativa y baja apreciación de una buena gestión intrapersonal. Concluyeron que en un 20 y 27% la convivencia académica es responsable de la variabilidad del rendimiento escolar.
De igual forma Meza et al. (2021) analizaron la influencia del acoso escolar en el rendimiento académico en instituciones educativas. Entre los resultados se destaca un puntaje bajo 4,61/10; demostró una correlación significativa de -,184 y una correlación no significativa de -,72 concluyendo que el acoso escolar influye en el rendimiento académico de los estudiantes. En todas estas investigaciones se ha encontrado una amplia información en contextos: sociales, económicos y políticos mediante estudios cuantitativos de tipo correlacional-descriptivo, analizando variables como: rendimiento académico, convivencia y conflictos escolares. Estos aspectos fueron el objeto de estudio para docentes, pedagogos y psicólogos quienes determinaron una relación entre las variables. No obstante, el tema de los conflictos y la convivencia son estudiados por separado en instituciones de la localidad, compartiendo dimensiones: familiares, pedagógicas y psicológicas. Se detectó que hay aspectos faltantes por abordar como: las perspectivas de los estudiantes con necesidades educativas especiales, el aporte de la familia y percepción de los docentes en la resolución de conflictos. Estos comportamientos que generan conflicto escolar según lo señalado, pueden incidir de alguna forma en el rendimiento académico de los estudiantes (Arias et al., 2019; Oróstica, 2020; Ramírez-Vazquez et al., 2020), que los conflictos en la escuela son uno de los motivos más comunes de ansiedad entre los estudiantes, pero además se constituyen en un desafío al que deben atender las instituciones educativas (Valdez et al., 2018; Cuervo, 2019). En relación con la variable conflicto, se puede considerar como una situación donde dos personas o grupos no están de acuerdo, generando una incompatibilidad de intereses, llamándose confrontación (Pérez-Anchundia y Gutiérrez-Méndez, 2016; Serrano y Sanz, 2019; Ramón, 2020). Esto perjudica el funcionamiento normal de una escuela. Desde otra perspectiva, estos autores señalan que cada parte del conflicto puede tener su visión del mismo conflicto, como resultado de conceptos errados y confusos. Sin embargo, desde una visión crítica del conflicto, este se presenta como algo necesario para el cambio en las instituciones (Jares, 1997; Pérez-Anchundia y Gutiérrez-Méndez, 2016). En consecuencia, Buitrago (2018) define los conflictos escolares como “un constructo de la convivencia escolar y que hace referencia a todo conflicto que se desarrolla en las instituciones educativas” (p.35). Entendiendo, que es un acto en el que existen desacuerdos entre dos o más miembros de la comunidad educativa, y que es un acto que surge de forma negativa, y busca el daño físico y/o verbal.
Por otro lado, el rendimiento académico es definido por Chong (2017) y Nájar (2019), como niveles de conocimientos sobre un área o materia, en comparativas regulares referentes a la edad y nivel académico, Igualmente, Ramírez-Vazquez et al. (2020); Herrera y Espinoza (2020); Soza (2021) señalan que el rendimiento académico es una variable multidimensional, involucra una serie de factores (coeficiente intelectual, personalidad, autoestima, desempeño personal, motivaciones, interés y necesidades, hábitos de estudio, interacción profesor-estudiante, incidencia del contexto, relación hogar-escuela, ámbito familia y sociedad). Además, Contreras (2019) expone que se considera un factor importante para determinar el logro de los objetivos y la calidad de la enseñanza. Debido a estos planteamientos, se busca analizar la incidencia de la conflictividad escolar en el rendimiento académico del alumnado del Décimo Año de Educación General Básica (EGB) de la Unidad Educativa Santo Domingo de los Colorados, período lectivo 2022-2023, para percibir si existe relación entre las variables, considerando acciones que fortalezcan la convivencia escolar y las relaciones humanas en la institución educativa.
El trabajo se realizó siguiendo los parámetros del enfoque cuantitativo a través de la medición de las variables por métodos estadísticos, usando un diseño no experimental, de tipo transversal donde no se manipulan las variables, se limitan a observar en un solo momento su comportamiento sin intervenir, pero con el investigador incluido en el campo donde se desarrolla el fenómeno (Hernández et al., 2014; Der Hagopian, 2016). El tipo de investigación fue el correlacional-descriptivo. Los sujetos de estudio fueron 240 estudiantes que pertenecen a los paralelos A, B, C de la sección matutina y vespertina y 50 docentes de Décimo de la Educación General Básica de la Unidad Educativa Santo Domingo de los Colorados. Se aplicó dos cuestionarios: uno a los docentes para medir la percepción sobre la conflictividad escolar denominado CUVE3-ESO (Álvarez et al., 2006), y a los estudiantes un cuestionario de evaluación para medir el rendimiento académico en las áreas de Matemáticas, Ciencias Naturales y Lengua y Literatura que constan de diversas preguntas de selección múltiple que han sido elaborados por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEVAL, 2016) denominadas pruebas “Ser Estudiante”. Los datos se analizaron a través de estadística descriptiva expresando sus resultados en frecuencia y porcentajes, y también se utilizó la estadística inferencial para correlacionar las variables usando la prueba paramétrica de Pearson.
Los resultados obtenidos para la variable conflictividad, se muestran en la Tabla 1 y son los siguientes.
Los datos que arrojó el cuestionario CUVE3-ESO indican, que existe conflictividad escolar desde la perspectiva del docente, obteniendo una media de 88,37 con una desviación estándar de 33,10. Se deduce que la conflictividad escolar de la Unidad Educativa Santo Domingo de Los Colorados tiene un índice mayor a la media, lo que determina que el nivel de conflictividad es alto. Esto reveló que más de la mitad de los docentes encuestados perciben situaciones de violencia elevadas asociadas a: violencia verbal de los alumnos hacia los alumnos, violencia verbal de los alumnos hacia los profesores, violencia física directa e indirecta y amenazas entre estudiantes, exclusión social, violencia a través de las tecnologías de la información y comunicación, disrupción en el aula y violencia del profesorado hacia los alumnos. Estos resultados demuestran que existe un nivel alto de conflictividad escolar en los estudiantes, según la percepción de los docentes, coincidiendo con lo planteado inicialmente por la UNICEF (2015) y la UNESCO (2019) cuando indican que en Ecuador existen conflictos frecuentes en las instituciones educativas. De igual modo, estos datos sobre la conflictividad escolar elevados, concuerdan con el estudio de Hernando y Sanz (2015); Narváez-Burbano et al. (2020) quienes también establecen que los docentes perciben altos niveles de conflictividad, indicando que el tipo de conflicto escolar más frecuente que se presenta es de tipo verbal, asociando las causas de este a los factores familiares y sociales y no con las situaciones presentadas en la escuela; señalan que la consecuencia de esta situacion se percibe en el retraso para el aprendizaje.
En la investigación de Sáez de Ocáriz et al. (2018) se usó un instrumento denominado índice de conflictividad (ICF), para medir el nivel conflictivo del alumnado. Al comparar los resultados del estudio con los de estos autores, se consigue que ese nivel de conflicto alto puede asociarse a la presencia de las conductas conflictivas denominadas de pacto = 1; desajustada = 2; y perversa = 3, y la intensidad de estos, se puede valorar en función a las respuestas conflictivas que den los estudiantes; ellos lo denominan: agresión verbal = 1; agresión física = 2; y agresión mixta, es decir, verbal y físicas simultáneas = 3. Por lo que en esa exploración se encontraron niveles de mayor intensidad de conflicto al aplicar el instrumento. Esos resultados, se relacionan con lo percibido por los docentes en esta investigación, debido a que los factores evaluados en el cuestionario CUVE3-ESO, tiene elementos que se asemejan a los indicadores evaluados por estos autores. En este sentido, la literatura revisada, se ajusta a los resultados encontrados porque en ellos se reflejan que existen comportamientos disruptivos en el aula causando discriminación social, carencia de comunicación interpersonal, autoexclusión en tareas grupales y alejamiento (Martínez-Otero, 2005; Álvarez-Ovallos et al., 2020; Gelabert, 2020). Toda esta situación genera violencia escolar, donde se puede ver casos de Bullying o el maltrato entre iguales que incluye comportamientos de acoso, de burlas y ridiculizaciones, amenazas, insultos, robo de propiedades y agresiones físicas de diferente gravedad; acoso físico o sexual; daño o deterioro en materiales e instalaciones escolares; violencia física grave; agresiones con armas; violencia antisocial; e intimidación y rivalidad entre pandillas (Gutiérrez- Méndez y Pérez-Anchundia, 2015; Meza et al., 2021; UNESCO, 2021). Todos estos elementos están definidos en el cuestionario aplicado y al que los docentes respondieron en su mayoría que es una situación casi siempre se percibe. En relación al rendimiento académico, se describen los datos en la Tabla 2.
Se registró el rendimiento académico de los estudiantes en las siguientes materias: Ciencias naturales con una media de 2,12 sobre 10 lo que equivale a que no alcanzan los aprendizajes requeridos (NAAR), en Lengua y Literatura obtuvieron una media de 3,14 sobre 10 (NAAR), y en la asignatura de matemática una media de 2,10 sobre 10 (NAAR). Dentro del rendimiento global se evidenció una media de 2,45 sobre 10 (NAAR), lo que indica que los estudiantes no alcanzan los aprendizajes requeridos. Estos datos evidenciaron que hay deficiencias en las habilidades básicas porque todos los puntajes obtenidos fueron muy bajos y negativos. Del mismo modo, Barcasnegras et al. (2015); Elías (2021); Rodríguez-Murgas y Redondo-Marín (2021) identificaron niveles bajos en el rendimiento académico, asociando su causa a situaciones familiares y aspectos que afectan la convivencia, como el manejo de las relaciones interpersonales entre estudiantes. Asimismo, el estudio De La A (2018) detectó bajos niveles de rendimiento académico en estudiantes de otro contexto ecuatoriano, precisando que el nivel socioeconómico de las familias, la falta de apoyo familiar, el desconocimiento de los docentes para planificar el PEI, así como el desinterés mostrado en reforzar a los alumnos con bajo rendimiento escolar, contribuye a que esta situación exista. Igualmente Villarruel et al. (2020), señalan que con la aplicación de la prueba Ser Bachiller los valores altos que alcanzan los estudiantes, son reflejo de: si estudian en una institución privada o pública, de su estatus socioeconómico, del acceso a servicios básicos, instrucción de sus padres, clases particulares de reforzamiento, motivación y dedicación del estudiante, así como de sus capacidades intelectuales, ya que la probabilidad de obtener valores bajos de rendimiento académico, se asocian a: alimentación de los estudiantes, lugar de residencia, género, o ser víctima de violencia.
Son varios los factores que influyen en el rendimiento de los estudiantes en el aula y de forma directa o indirecta impiden el logro de buenos resultados académicos. Para Edel (2003); Ibarra et al. (2019) el rendimiento académico se refiere a los valores cuantitativos o cualitativos que obtiene el estudiante en sus procesos de formación. Desde la perspectiva de Barcasnegras et al. (2015); Carmona et al., (2020); Lozano et al. (2020), se puede inferir que los alumnos tienen escasas probabilidades de éxito y más posibilidades de repitencia y deserción. Para establecer la correlación entre las variables descritas, se usó el coeficiente de correlación de Pearson, y los resultados se muestran en la Tabla 3. El resultado indica que entre ambas variables hay una fuerza de relación negativa baja de -0,008 y no significativa, ya que el valor p es mayor a 0,05; entonces, se puede presumir, que no existe influencia de la conflictividad escolar en el rendimiento académico. Sin embargo, esta relación no demuestra una correspondencia de causalidad, ya que dicha relación puede estar influenciada por diferentes elementos ajenos a este análisis.
Este análisis hace suponer que el rendimiento académico bajo, no necesariamente está relacionado con el conflicto escolar. El rendimiento escolar es el resultado de la medición de múltiples variables, es un proceso complejo, donde se debe evaluar: las cualidades individuales de los estudiantes, sus capacidades, su entorno socio económico familiar, la realidad escolar y los métodos docentes (Barcasnegras et al., 2015). Hay que resaltar, que en la investigación solo se estudió una variable asociada a la realidad escolar, denominada conflictividad. En este estudio, el bajo rendimiento no se asocia con la conflictividad. Posiblemente otros factores inciden en el rendimiento académico dentro de ese clima escolar, que no se evaluó en esta investigación, como por ejemplo los asociados a las dinámicas de clase generadas por el docente con las estrategias didácticas diseñadas para la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación de los alumnos. Así lo testimonia De La A (2018) y Villarruel et al. (2020), se evidencian que existen otras variables que se relacionan con valores bajos del rendimiento académico. Finalmente, los resultados indican que no hay evidencia suficiente para establecer esta relación, a pesar de que existen referencias citadas en el texto como la de Meza et al. (2021), que muestran la relación entre variables semejantes con el conflicto escolar como lo es el acoso escolar con el rendimiento académico; así como la de Cerda et al. (2018), Arias et al. (2019), Carmona et al. (2020), Oróstica (2020), y Ramírez-Vazquez et al. (2020) donde sí se encontraron correlaciones significativas entre estas variables.
El estudio logró determinar el nivel de conflictividad escolar que tienen los estudiantes de Educación General Básica de Santo Domingo, desde la percepción de los docentes. Esta situación, puede estar siendo causada por ausencia de normas y dinámicas escolares enfocadas al manejo del conflicto dentro de la escuela, por lo que es necesario que los docentes se involucren en mejorar la problemática detectada. Los resultados señalan que no debe asumirse que el bajo nivel académico necesariamente está asociado de manera directa a los altos valores de conflictividad escolar. La causa de este resultado puede explicarse desde la multi-dimensionalidad en la que se mide el rendimiento académico, ya que son muchos factores los que influyen en el valor final que alcanza un estudiante en una prueba académica o al final de un curso, y en esta investigación solo se evalúo una sola dimensión en un solo momento con la aplicación de una prueba.
Los autores expresan que no ha sido necesario financiamiento para realizar esta obra de investigación.
Los autores declaran no tener conflicto de intereses.
©2023 Cedeño Anchundia, E.; y Obaco Soto, E.
Artículo de libre acceso bajo los términos de la
Licencia
de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Se permite, sin restricciones, el uso, distribución, traducción y reproducción del documento, siempre y cuando se realice sin fines comerciales y estén debidamente citados bajo la misma licencia.
1 Licenciatura en Educación Básica, por la Pontificia Universidad Católica
2 Doctor en Ciencias Humanas, por la Universidad del Zulia - Venezuela