Revista Ciencias Pedagógicas e Innovación
Volumen VII (julio-diciembre 2019), Nº 1, pp. 11-20
Silvia Paola Peralta Mendoza1 https://orcid.org/0000-0002-0475-2168 Mercedes Freire Rendón1* https://orcid.org/0000-0002-7542-8373 Soraya Linzán Rodríguez1 https://orcid.org/0000-0002-0114-8563
1Universidad Estatal Península de Santa Elena, Ecuador. *mfreire@upse.edu.ec
En los últimos años mucho se ha discutido sobre si el turismo es o no una ciencia, discusión que hoy por hoy resulta más que inútil, vana, ya que es indiscutible que en la denominada “realidad concreta”, esto es el mundo que nos rodea, y que tangible o intangiblemente los seres humanos podemos percibir, entender e intentar explicar a efectos de acometer su manipulación y transformación a través de lo que se conoce como ciencia. El presente artículo de análisis reflexivo busca apuntalar dicha postura, de que efectivamente el turismo es una ciencia (turismología) cuyo objeto de estudio es precisamente el turismo como epifenómeno complejo sumamente dinámico, constituido en cinco niveles de análisis y aproximación (hecho, actividad, proceso, sistema y fenómeno). Situación que resulta esencialmente clave para entender su articulación a niveles superiores de formación en el ámbito de lo universitario, así como de cara al ejercicio profesional efectivo de ese neo profesional que el mundo actual ha dado en llamar “turismólogo”, cuya identidad profesional aún se debate entre las marismas de una visión reduccionista del turismo como servicios y negocios, a nivel de proceso; y no como el hombre de ciencia, y/o profesional superior que hoy el mundo reclama.
Palabras clave: Ciencia, Turismología, Investigación, Objeto de estudio, Identidad Profesional.
In recent years much has been discussed about whether tourism is a science or not, a discussion that today is more than useless, vain, since it is indisputable that in the so-called "concrete reality", this is the world around us, and that tangible or intangible human beings can perceive, understand and try to explain in order to undertake their manipulation and transformation through what is known as science. The present article of reflexive analysis seeks to support this position, that indeed tourism is a science (turismology) whose object of study is precisely tourism as a highly dynamic complex epiphenomenon, constituted in five levels of analysis and approximation (fact, activity, process , system and phenomenon). Situation that is essentially key to understand its articulation to higher levels of training in the field of the university, as well as facing the effective professional practice of this neo professional that the current world has given in calling "turismologist", whose professional identity is still debate among the marshes of a reductionist vision of tourism as services and business, at the process level; and not as the man of science, and / or superior professional that today the world claims.
Keywords: Science, Turismology, Research, Object of study, Professional Identity
Recibido: 17/07/2018; Aceptado: 11/03/2019; Publicado: 26/06/2019
Más allá de que puedan aun subsistir ciertas posturas y criterios que aún se resistan a aceptarlo, entenderlo, o verlo así; hoy en día la calidad, condición, naturaleza y campo del turismo como disciplina científica, es más aún, de Ciencia, se encuentra mayoritariamente aceptada1. Proceso que ha venido construyéndose desde aquellos trabajos pioneros previos de Morgensten, Erensspergel, Glücksmann, Borman, Troisi, GuyerFreuler, Stradner, entre otros, los antecedentes de lo que sería la “Doctrina [Teoría] General del Turismo”, planteada por Hunzinker y Krapf en 19422,3.
Quienes aún se resisten a aceptar aquello4, suelen atrincherarse en una serie de argumentos, que por lo general caen por su propio peso, al no poder soportar el más simple análisis lógico-crítico de sus planteamientos, que en resumidas cuentas, de una u otra manera encuadran dentro del planteamiento que en tal sentido hiciera el Arquitecto Roberto Boullón5, de porque el turismo no era (por aquel entonces) aún una ciencia, así como tampoco sería una industria. Con el cual en cierta forma daba respuesta a la pregunta que 18 años antes hiciera Luis Fernández Fuster: ¿Es el turismo una Ciencia?
Si bien la obra de Boullón5 se estuvo reimprimiendo y reeditando constantemente hasta el 2004, ésta ha sido muy poco visibilizada, considerada y tratada (citada) en aquellos artículos, textos y publicaciones donde se negaba, y de hecho se sigue negando la existencia del turismo como ciencia.
Afortunadamente existen ya varios trabajos que hablan y discuten temas tales como “filosofía del turismo”6, “epistemología del turismo”6-9 y dentro de este último tema uno de los temas principales de análisis y discusión es precisamente la definición específica del “objeto de estudio y/o trabajo” del turismo en tanto ciencia10-15. Trabajos donde se destaca y pondera además el rol y las contribuciones que en tal sentido han hecho, hacer y aún harán las Instituciones de Educación Superior, muy en especial las universidades, tanto a nivel académico-docente (educativo-instruccionalformativo profesional) como en lo científicoprofesional (ejercicio y desempeño profesionaldisciplinar-investigativo).
Sin lugar a dudas, y vanamente, se continuará aun debatiendo al respecto, tal cual nos lo muestra Martínez3, sea por el simple hecho de porfiar, o quizás por la persistente miopía y/o resistencia psicológica a aceptar que el turismo es de por sí ya una ciencia, ya que resulta indiscutible hoy en día, que en el mundo contemporáneo existe en la realidad concreta y praxis social que nos rodea, de forma tangible y/o intangible, “algo” denominado Turismo.
Varios autores2,13,15,16 han establecido el curso seguido por el proceso de cientifización, o conversión del turismo a su estado actual y su proyección hacia el futuro. Situación que incluso también, valga decirlo, cuestionan los detractores aduciendo que dicho
“camino” aún es imperfecto y no está del todo constituido ni transitado2,3, olvidando quizás el hecho de que ¿qué ciencia está definitivamente cerrada en tales aspectos? En todo caso, esta situación que más allá de que pueda ser cierta o no, y que es la misma situación de las demás disciplinas científicas, o ciencias del tipo que sean, ya que precisamente esa misma es la esencia de la Ciencia. Nunca está nada dicho del todo, ni en ciencias naturales, ni en ciencias sociales, ni en las tan mentadas “Ciencias duras”.
La Ciencia se construye, actualiza y regenera en el día a día de la investigación científica, siendo este precisamente el sentido de construcción, actualización y regeneración, que las autoras hemos querido, a modo de reflexión-contribución, recoger y plantear en estas líneas, a nivel de dos ideas fundamentales: Primero, la de la puntualización-organización del objeto de estudio de la Ciencia Turística, o del Turismo, que se ha dado en popularizar en años recientes como “Turismología”, recuperando y actualizando dicho término (neologismo) que hacia 1960 creara y propusiera el geógrafo yugoslavo Zivadin Jovicic17; y segundo, la de la identidad profesional específica del “profesional superior en turismo”, es decir la del “turismólogo” formado/educado/instruido en el tercer nivel profesional y/o de grado, misma que se empieza a definir y decantar como parte del proceso de constitución del Turismo como Ciencia, así como del proceso de definición curricular-formativo superior, y del propio campo de actuación, desempeño y toma de conciencia de su particular campo de actuación, en tanto ejercicio profesional superior, por parte de aquel profesional egresado, graduado o titulado a nivel superior y/o universitario en turismo (tercer nivel, con o sin graduación académica de licenciatura o ingeniería).
Respecto al “Objeto de Estudio” (como materia de trabajo) de tal disciplina, se considera que este debe ser abordado no desde un esencialismo central basado en la “búsqueda estéril” de un objeto de estudio unívoco o multicomponente, al modo en que se lo ha estado haciendo hasta ahora ciertos “epistemólogos” del turismo, tanto a nivel teórico como empírico, buscando en el “tiempo libre”, el “ocio”, la “hospitalidad”, en el “viaje”, en los “servicios”, en la “comercialización”, en lo que fuera que fuera, el “objeto” mismo de estudio de la ciencia del turismo (Turismología/Turismology); sino más bien desde el constructo integral, empírico y abstracto de su existencia real en el mundo que nos rodea, y donde visualiza y hace sentir su presencia. Es decir, el Turismo como existencia real y concreta en el mundo y praxis social humana, desde su misma aparición como tal, abarcando sus antecedentes, sus actuales configuraciones y expresiones, así como su eventual proyectiva (en el sentido manifestado por
Jafarí16).
En otras palabras, el turismo como ente holístico e integral, unívoco y multicomponente, dialéctico y científico, como parte de las ciencias sociales y humanas. El Turismo como praxis social y expresión dimensional humana en la realidad concreta. El turismo per se, el turismo como turismo mismo. El turismo como ciencia.
Respecto a la Identidad Profesional del profesional Superior en Turismo, que al igual que la de la propia Ciencia Turística, o como manifiesta Murillo18 las
“Ciencias del Turismo”, se encuentra enredada, perdida y difuminada entre la maraña de consideraciones, apreciaciones, conceptualizaciones y enfoques de lo que es y no es turismo19,20. Ésta debe ser abordada desde una perspectiva de análisis y definición, que trascienda el simple ámbito de la prestación de servicios, tanto en lo operativo como en lo gerencial, que trasmonte la mera esfera de lo eminentemente empresarial, tanto en lo privado como en lo público. Partiendo del hecho arriba planteado, el turismo como ciencia del epifenómeno complejo altamente dinámico.
Esta identidad que, si bien se ha estado manifestando de modo intermitente, pero velado, en las diversas discusiones respecto a cuantificación, epistemología, objetivación, y formación profesional superior en turismo que se han mencionado hasta aquí, es una de las razones por las cuales se han concebido estas líneas.
Estas inquietudes, que aspiramos quizás muy ambiciosamente, contribuyan de alguna manera en tal sentido, empezaron a generarse años atrás como parte de la docencia superior ejercida dentro de las carreras de Turismo de la Universidad Estatal Península de Santa Elena, y muy probablemente del continuo interactuar con otros docentes e investigadores de las mismas, muy en particular de los criterios analíticocríticos que un grupo de colegas vinculados al “Proyecto de Investigación Arqueológica, Preservación Patrimonial y Puesta en Valor Turístico del Predio e Instalaciones del ex Hotel Samarina, La Libertad, Ecuador”, empezaron a manifestar como parte del desarrollo del mismo, y como parte del establecimiento del documento de línea base del Plan de Manejo del referido Conjunto Patrimonial. Documento que hoy por hoy se encuentra en plena fase de ejecución, respecto al relevamiento de información para su constitución definitiva.
Socializadas las inquietudes e intereses de las autoras con el Director Científico de dicho proyecto, se nos propuso colaborar en paralelo, en un investigación relacionada precisamente al ámbito del objeto de estudio y campo de actuación profesional del profesional superior en turismo, tendiente a delinear ciertos perfiles de actuación y desempeño del profesional requeridos como insumos dentro del Plan de Refuncionalización y Manejo Patrimonial del ex Hotel Samarina como campus universitario. Proyecto subsidiario del anterior, a manera de aporte investigativo-docente, al cual responde la elaboración de este primer insumo a manera de artículo de divulgación, análisis y discusión.
La “realidad concreta” no es otra cosa que el mundo real que nos rodea, tanto en su dimensión tangible como intangible, y que puede ser percibido, captado, registrado, analizado y sistematizado por nuestro cerebro-mente a través de los sentidos y de los procesos mentales que nos otorga nuestro entendimiento y razón.
Prácticamente “el mundo que nos rodea”. Y en esta perspectiva, “la realidad es siempre concreta” 21, y en tanto realidad hace referencia a la “existencia efectiva y verdadera de alguien o algo”, a alguna “cosa existente en el mundo real”, y al “conjunto de todas las cosas existentes en el mundo”, tanto en el orden de lo material, como de lo inmaterial.
En este mismo orden de cosas, mucho más allá de cualquier problema relativo a la aparición del término, o de la eventual complejización de su contenido semántico, a nivel definitorio conceptual, o de las perspectivas/enfoques que debe tener su manejooperativo, o de su conocimiento-estudio, incluso de su mismo tratamiento-formación7,8,9,10,13,16.
Es así que, desde la misma dinámica y lógica de articulación y construcción de lo cognitivo, desde su más elemental etapa sensorial, a la más elaborada abstracción filosófica, mediada por la triada sistematizada de la observación/percepciónanálisis/razonamiento-actuación/ejecución, hoy por hoy nadie duda de que exista, ya que de hecho existe, algo llamado TURISMO que está ahí presente en la realidad del mundo que nos rodea; y que independientemente de su etimología, historiografía o carga semántico-conceptual, tangible e intangiblemente puede ser percibido, organizado, jerarquizado y estudiado, a nivel de la realidad concreta mediante la observación y sistematización científica de sus indicadores, dimensiones y variables constitutivas, conforme 5 niveles de configuración-abstracción u objeto de estudio19 , a saber: Hecho, actividad, proceso, sistema y fenómeno.
Como hecho, considerando que un hecho se relaciona con los sucesos particulares, unívocos, que ocurren por efecto de la naturaleza o por la acción del hombre en el mundo que nos rodea (realidad concreta y praxis social); y qué en el contexto científico se define como una observación/percepción de alguna manifestación tangible o intangible de la existencia u ocurrencia de algo, que se puede verificar mediante medición y comprobación empírica, a efectos de su descripción analítico-crítica, y posterior sistematización a nivel cognitivo (abstracción/teorización). Así por ejemplo, se puede hablar y concebir al hecho turístico como totalidad, o a alguno de sus elementos componentes, como la motivación, como un hecho turístico, o el mismo acto de viajar, etc.
Como actividad, entendiendo qué a más de ser cualidad o estado de lo que es activo, la actividad se refiere a la “capacidad de obrar o de producir un efecto”, tratándose de su conjunto de aquellas acciones u actuaciones, que desarrolla un ente (organismo, ser, individuo o una institución, etc.) de manera habitual y/o cotidiana, como parte de las obligaciones, tareas o funciones que le son inherentes o propias. Así por ejemplo, en el ámbito de la economía, una actividad es la suma de sucesos (hechos) que supone la producción y/o el intercambio de servicios y bienes con la finalidad de satisfacer las necesidades del ser humano. Así, una actividad económica, por lo tanto, suele implicar la obtención, el procesamiento y la comercialización de materias primas22.
La agricultura, en este marco, es una actividad económica. Esta actividad se califica como primaria, ya que se limita a extraer los recursos naturales (sembrar y cosechar maíz, por citar una posibilidad). Una actividad económica secundaria es aquella destinada a la modificación de los recursos naturales (como el procesamiento del maíz para comercializarlo enlatado como conserva). En el caso de los servicios, se califican como actividades económicas terciarias (no producen ni venden bienes físicos: el servicio de conexión a
Internet, la hotelería, etc.)22.
Conforme esto claramente se puede entender el por qué se puede hablar del turismo como actividad, o de la o las actividades del turismo, o de un modo mucho más específico, enfocar ciertas actividades de negocios como actividades del turismo, a la par de la recreación o el ocio.
De la misma manera, no podemos pasar por alto la existencia de lo que se conoce como actividades de ocio. Bajo este término se engloban a todas aquellas que se pueden realizar para poder disfrutar al máximo del tiempo libre, del que se tiene para disfrutar de hobbies, aficiones, pasiones…es decir, el que no tiene que ver con el horario profesional o de compromisos personales. Así, por ejemplo, en esta categoría nos topamos con rutas culturales o senderistas, paseos en bicicleta, deportes tales como la escalada o el montañismo, cenar en restaurantes, sesiones en spa, teatro, cine…
Como proceso turístico, tomando en cuenta que el término proceso hace referencia al conjunto integrado, articulado, seriado y secuenciado, vectorial o escalarmente hablando, de elementos, fases, u operaciones por medios de las cuales se produce un efecto o producto determinado. Se entiende, aquel que empieza cuando ciertos individuos debidamente motivados se interesan por conocer y visitar unos atractivos, naturales y/o culturales, fuera de su lugar de residencia habitual, y se trasladan a otras localidades donde entran en contacto con personas residentes de esos lugares, donde pernoctan, asistidas y auxiliadas por un tercer grupo de personas que actúan como intermediarios entre turistas y población local, en los lugares donde existen los atractivos motivo de la visita. Ocurriendo todo esto dentro de particulares contextos políticos, históricos, económicos, sociales, culturales, ambientales, etc19. La articulación y formalización dinámica de este proceso dará paso a la constitución del turismo a nivel de sistema. De ahí que sea posible hablar también del proceso productivo en el turismo o del turismo como proceso.
Como sistema, teniendo en cuenta que bajo dicho termino y concepto se tiene al “conjunto de elementos relacionados entre sí, cuya finalidad es alcanzar un objetivo determinado previamente”, y que todo sistema está constituido por varios subsistemas, un entorno y los Subsistemas Fuerzas del entorno. Donde a “su vez, cada subsistema, tomado de forma independiente, integra un sistema cuyo entorno lo constituye el sistema general23. Así el turismo como sistema, al menos en su modelo de oferta-demanda-5, estaría constituido por: la Oferta Turística (Atractivos, Planta, Instalaciones, Equipamientos, Facilidades, etc.); la Demanda Turística (en todos sus niveles, tipos y acepciones); el Producto Turístico (del mismo modo, en todos sus niveles, tipos y acepciones, así como el proceso de su concepción y producción); el proceso de venta (incluido todo lo relativo a la comercialización); la
Infraestructura y la Superestructura Turística
Pero no existe una única versión explicativa del sistema turístico, lo cual no significa que haya muchos sistemas, sino sólo uno con varias facetas. El estudio de cada una de estas facetas es lo que ha dado origen a distintos modelos analíticos, uno de los cuales, se denomina oferta-demanda. Otros modelos son: el antropológico social y el que se conoce como turismo industrial5.
Dentro del Sistema Turístico, sea el modelo que sea, hay siempre que incluir y considerar los diferentes hechos, actividades, procesos, relaciones, dependencias e interdependencias, estáticas y dinámicas que se generan entre ellos y al interior, y entre cada subsistema.
La interacción dinámica de los diferentes componentes del Sistema Turístico, a nivel de elementos y procesos involucrados, así como entre sus diferentes subsistemas; a lo cual se suma la interacción con otros sistema similares, a nivel micro, meso y macro regionales, incluso mundiales, etc. Generan de por si una serie de fuerzas, tensiones, tendencias, encuentros y desencuentros que, quiérase o no, inciden dentro de ámbitos políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales, generando un sin número de impactos muchas veces negativos, otras positivos, pero nunca neutros. Configurando así al Turismo como fenómeno o mejor dicho el Fenómeno Turístico.
…el turismo es la consecuencia de un fenómeno social cuyo punto de partida es la existencia del tiempo libre y el desarrollo de los sistemas de transporte5. Cualquiera de estos 5 niveles de configuración-abstracción, que en su conjunto definen y constituyen al turismo como objeto de estudio, por ende objeto del conocimiento científico, y que por la vía de la investigación
(observación-planteamiento hipotético-comprobación empírica-análisis-teorización) llega a constituirse y convertirse en disciplina científica, o más coloquialmente hablando, en CIENCIA. Siéndoles aplicable por tanto, acorde a la necesidad, encuadre, contexto o interés de estudio (problema), el método integral de la ciencia, ajustándoseles los correspondientes métodos de intervención a nivel general, específico o particular, en todo caso, y que por no ser del interés de este trabajo, se dejara su abordaje para una mejor ocasión.
Ahora bien, así para algunos resulte trillado, antes de pasar a hablar del Turismo como disciplina de la ciencia, campo u objeto de estudio científico, o como Ciencia propiamente dicha, es necesario primero tratar algunas consideraciones preliminares respecto a la ciencia, que salvo Boullón5 y otros autores por lo general no suelen traer a colación, mucho menos plantear y/o discutir a profundidad.
La Ciencia no es otra cosa que el estudio organizado, dirigido y sistematizado (investigación) de la realidad concreta, en otras palabras de las cosas, “seres y fenómenos” que en ella existen para poder captar y expresar su naturaleza (esencia), descubrir y describir sus relaciones en el tiempo y el espacio, con el objetivo (finalidad) de comprenderlos hasta poder explicarlos, y muy lamentablemente -hay que reconocerlo- incidir en ellos (manipularlos) a “beneficio de los seres humanos” (identificar y solucionar los problemas que en todos los ámbitos de la realidad concreta de su existencia, tanto biológica-natural como social-cultural les plantea el presente y el devenir de su desarrollo, tanto como individuos y como especie gregaria); y si bien esto, una vez más muy lamentablemente, no siempre se cumple, hay que incluir también dentro de este objetivo también, el “bienestar” de las demás especies, así como el del mismo planeta que es nuestro hábitat/hogar compartido (lo cual una vez más pocas veces se toma en cuenta, mucho menos se cumple). Elementos que hasta hace no mucho tiempo habían estado completamente excluidos de la “lista” de beneficiarios de la ciencia, siendo más bien exclusivamente objetos “pasivos” sobre los cuales la práctica científica realizaba su accionar (paradigma positivista), la más de las veces con fines netamente utilitaristas, productivistas, mercantilistas (paradigma neoliberal desarrollista).
Mario Bunge24 respecto a la ciencia señaló ya en su momento que a diferencia de los animales inferiores que sólo están en el mundo, el ser humano “trata de entenderlo; y sobre la base de su inteligencia imperfecta pero perfectible”, intenta “enseñorearse de él para hacerlo más confortable”. En dicho proceso se “construye un mundo artificial: ese creciente cuerpo de ideas llamado ‘ciencia’, que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible”. Por medio de la investigación científica, prosigue, el ser humano ha alcanzado una reconstrucción conceptual [teóricopráctica] del mundo que es cada vez más amplia, profunda y casi exacta. Destacando por demás el hecho de que “La ciencia como actividad –como investigación- pertenece a la vida social”24 , por ende es parte de la cultura de los particulares y diferentes grupos asociativos de los seres humanos en su devenir histórico.
Si bien es verdad que la crisis de la post modernidad, generada ante el desencanto y fracaso de la modernidad, caracterizada por el optimismo, euforia, y confianza ciega en las capacidades, potencialidades y usos que auguraba la “infalibilidad objetiva” de la ciencia, como vehículo de progreso, bienestar y entendimiento humano; ha relativizado todo tipo de producción de conocimiento, subjetivizándolo, al punto máximo de la ambigüedad declarativo-operativa de desestimar la validez (verdad) absoluta del pensar científico, y de la ciencia como una vía posible de un conocimiento cierto y de valor universal (hegemonía). Se sigue sosteniendo sincréticamente, a nivel de convicciones y procesos, que la ciencia aún tiene mucho que aportar y decir a favor de todos los seres y fenómenos que conformamos la realidad concreta, y que si bien la objetividad total es inalcanzable, es indiscutible que una objetividad imperfecta, pero perfectible a través del dialogo socializado, razonado y consensuado entre “iguales” (ciudadanos profesionalizados a nivel superior), ha sido, es y será siempre preferible a la más perfecta subjetividad “equitativa” entre iguales, en el mejor de los casos, a nivel de lo que Ortega y Gasset dio en denominar “El Hombre Masa”.
J. Broveto25 traduce y expresa muy bien este desencanto por la “ciencia moderna” al hacer notar que existe “una profunda contradicción entre conocimiento y sabiduría, entre desarrollo científico-tecnológico y bienestar social, [pues] parece dominar una civilización que se declara incapaz de resolver los problemas más elementales del mundo contemporáneo: la pobreza, la marginación y la desnutrición, las muertes infantiles y la degradación ambiental, en una época en que esta misma civilización nos sorprende con sus proezas científicas”. Acto seguido hace un llamado a la educación, a quien reconoce debe jugar un papel preponderante en la orientación de la sociedad hacia un desarrollo humano sostenible, para así superar las contradicciones que presenta la así denominada
“sociedad del conocimiento”. Llamamiento y reconocimiento en el cual también coincide y apoya Bernal25.
Las instituciones académicas requieren tener sensibilidad para orientar los acontecimientos que guiaran el rumbo de la sociedad, adelantarse a su tiempo, y tener la capacidad para gestionar los cambios necesarios para construir una sociedad cada vez más justa y sensible a sus problemas, con la finalidad de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos25.
Bernal25 enfatiza el hecho de que “La especialización de las diversas ramas de la ciencia y de la técnica hacen del ser humano actual un individuo capaz de manejar gran cantidad de datos y teorías, pero muchas veces sin criterio frente a sí mismo y a los demás.” Ponderando ante esto la necesidad de pensar la ciencia como fuente de desarrollo humano, antes que como instrumento de poder, en otras palabras la necesidad de afirmar el valor y la dignidad de lo humano en el desarrollo científico, y de asignarle un lugar importante en el aspecto tecnológico y científico, por lo que se necesita realizar una investigación científica a favor del desarrollo humano [y planetario] integral, situación que hoy por hoy resulta altamente prioritaria.
Ahora bien, una cosa es “pensar en el ser humano [-sin dejar de lado a las demás formas de vida y el equilibrio natural sistémico del planeta, la naturaleza y el cosmos] como persona que siente, que sufre, que goza y, sobre todo, como un ser libre trascendental, espiritual, digno de respeto y reconocimiento”; así como el hecho de reconocer que “ninguna forma específica de conocimiento puede hacer justicia a toda la gama y complejidad de la experiencia humana, por lo que “la ciencia no puede jugar un papel profético ni redentor, ni siquiera en su propio campo.” Y otra muy distinta hacer tabula rasa de los procesos de mejoramiento, fortalecimiento, y perfeccionamiento del intelecto/mente humana, a nivel superior, bien por medio de la educación formal y/o de la autoformación. Siendo precisamente en tal sentido que se habla de una
“ciencia con conciencia” o de una “ética de la ciencia”, de tal forma que la ciencia, a más de lo ante dicho, “este orientada a formar mejores personas, más humanas y respetuosas de sí mismas, de los demás y del medio donde viven”25.
Popper consideraba que la ciencia, más que una teoría del conocimiento, debe concebirse como una actitud de respeto a la vida humana y a la moral, y propender al bienestar, procurando el mejoramiento de las condiciones de vida de toda la sociedad en pro de un mundo mejor, es decir, se necesita hacer ciencia con responsabilidad para construir una sociedad basada en la ética, humana y racional, con una visión amplia y compleja del mundo y del propio ser humano”25. Después de todo “La investigación científica es tan humanística como la filosofía y la literatura”25.
Ahora bien, toda ciencia está estructurada por dos elementos o componentes básicos26: La teoría (componente cognitivo) y el método de trabajo (componente procedimental-operativo, el cual no hay que confundir con metodología, ya que esta última hace referencia al estudio, o estudios, que posibilitan la definición específica del método, en otras palabras, el estudio del método).
Elementos que, además, huelga decirlo, estarán también siempre presentes en todo campo de actuación profesional, o área de conocimiento especializada, del nivel que este sea, más obviamente en aquellos propios de la educación superior, más aún si esta es universitaria. Lo que necesariamente nos lleva incluso a nivel de lo estrictamente disciplinar-temático (“materia”, “cátedra” o asignatura).
Muñoz26, respecto a la Teoría, ha manifestado que se trata de un “Sistema de saber generalizado, [de una] explicación sistemática de determinados aspectos de la realidad”, que es muy “distinta de la práctica [empírica], pues constituye un reflejo y una reproducción mental, ideal, de la verdadera realidad”. Si bien “se haya indisolublemente ligada a la práctica, que plantea al conocimiento problemas acuciantes y exige su solución”.
En otras palabras “Una teoría es un conjunto de construcciones (conceptos), definiciones y proposiciones relacionadas entre sí que presentan un punto de vista sistemático de fenómenos especificando relaciones entre variables, con el objeto de explicar y [hasta cierto punto, tratar de] predecir [controlar] los fenómenos.”26.
Estos “corpus” o “conjuntos cognoscitivos” que llamamos “Teoría”, tanto en lo natural como en lo social de la realidad concreta, son suscitadas y se encuentran determinadas históricamente por las circunstancias del contexto y praxis social en las cuales surgen, así como por el nivel de la producción intelectual, experiencial sistemática (experimentación), de las normas sociales y pautas culturales “imperantes en tal o cual periodo, favorable o desfavorables para la creación de teorías científicas”.
Si existe en una ciencia una teoría que explica todas las conductas como casos `particulares´ de la misma teoría se habla de una MACROTEORIA. Esto es improbable en estos tiempos, ya que todas las ciencias clásicas, tanto naturales como sociales, han sido susceptibles de subdividirse en otras ramas, que para el caso, deberá hablarse de MICROTEORIAS. Y en este sentido podrá irse alternando sucesivamente entre MACRO y MICRO, a medida que vayan surgiendo subdivisiones en las áreas” o de los fenómenos que representan26.
No por nada en 1880 Luis Pasteur mencionó qué: “la ciencia es una, y solamente el hombre es quien, en razón de la debilidad de su inteligencia, establece en ellas distintas categorías”. “No hay ciencias puras y aplicadas, sino ciencia y aplicaciones de la ciencia”26.
El Método de Trabajo por su parte, no es otra cosa que la serie de procedimientos, incluido el instrumental, que en su configuración de conjunto, conducen a conformar la teoría26. Como método de trabajo, está en primer plano el conocer cómo se adquiere la teoría
[conocimiento] de la ciencia que nos toque investigar, las partes de esta teoría y naturalmente el área de fenómenos que la ciencia trata de explicar y predecir [controlar, modificar o incidir]. En segundo plano vendría, el conocer el método que se va a emplear en la investigación, así como el instrumental que se utilizará.
Los métodos inductivos y deductivo, son los métodos [abstractivos y operacionales] por excelencia.” Entonces “Ciencia es conocimiento, pero no todo conocimiento es ciencia. No puede considerarse como ciencia la experiencia ordinaria, vulgar y cotidiana. No puede considerarse ciencia al conocimiento obtenido por la simple observación o de la actitud práctica, que nos hace exponer los aspectos externos de los fenómenos o procesos observados”. Tampoco es ciencia la “simple suma de conocimientos acerca de los hechos y las leyes de los fenómenos o procesos que estudia. La ciencia va más allá. Es un conjunto de conocimientos sistemáticos en que los hechos y procesos se hallan interrelacionados entre sí por determinados nexos que condicionan los unos a los otros”26.
De ahí que el “conocimiento científico”, “es únicamente aquel ocupado de la obtención y publicación de conocimientos desconocidos públicamente hasta el momento de la publicación del libro o artículo de que se trate, con fines de explicación y/o predicción [control/incidencia] de la conducta de ciertos fenómenos”26.
En un sentido menos restringido podemos decir que el conocimiento científico es la obtención y publicación acumulativa de nuevas informaciones con la finalidad de explicar y predecir [controlar/incidir] la conducta de fenómenos en áreas determinadas por cada ciencia, basado en una severa crítica del procedimiento seguido para obtenerlo y de las fuentes utilizadas durante ese procedimiento26.
Finalmente, y a riesgo de haber abusado de las citas y referencias al trabajo de Muñoz Campos, valga puntualizar que:
El desarrollo de la ciencia comienza desde la simple recopilación de los hechos, pasando por el estudio y descubrimiento de leyes [regularidades/generalidades, y porque no de irregularidades/singularidades] determinadas, hasta [llegar a] la teoría científica coherente y con rigor lógico [incluso ilógico] que explica los hechos ya conocidos y pronostica [anticipa] hechos nuevos26.
Como ya estará entendiendo con todo lo expuesto hasta aquí, los argumentos vertidos por Boullón5, entre otros, con respecto a que el Turismo no es una Ciencia, empiezan a quedar prácticamente sin sustento, ya que al tomar como referencia la existencia innegable de ese
“algo”, tangible e intangible, que en la realidad concreta y praxis social denominamos Turismo, enfocándolo indistinta y/o articuladamente a nivel de conjunto, conforme los 5 niveles de organización y análisis que plantea López19 , en tanto “objeto de estudio” de dicha realidad y praxis: Hecho, Actividad, Proceso, Sistema y Fenómeno. Fácilmente se ve cómo encaja en todos y cada uno de los postulados y criterios vertidos en el presente acápite respecto a lo que es ciencia, en tanto “conjunto de conocimientos sistemáticos en que los hechos y procesos se hallan interrelacionados entre sí por determinados nexos que condicionan los unos a los otros.” Y no en los términos ingenuos en los que planteará Jafar Jafari1 “el estatus de ciencia” para el Turismo, aunque si acertó en algo al describir las condicionantes del proceso27.
4. La identidad profesional del profesional superior formado para el turismo
Sustentado el punto anterior, el turismo como ciencia y objeto de estudio en la realidad concreta y praxis social, quizás para muchos, de un modo simplista y básicamente esencial que según sus particulares gustos les resulte poco novedoso, no por ello deja de ser real, y sumamente necesario de recalcar y puntualizar a efectos de aquellas personas, fuera de los círculos altamente académicos, a las cuales se dirigen estas líneas.
Ahora bien, antes de entrar a discutir el segundo componente de este artículo, el de la identidad profesional del profesional de nivel superior en turismo20, queda otro aspecto que es necesario abordar previamente, y que muchas veces mimetizado, confundido reduccionistamente en el epígrafe del “mundo del empleo y el trabajo”, al cual suelen referirse varios autores10,28, desde posturas de extrema derecha, neoliberales, comerciales, económico-productivo, empresariales, etc., asociadas al paradigma hegemónico mercantil economicista del turismo. Este aspecto que no es otro que el del “campo de desempeño profesional”, muy frecuentemente relacionado a esa otra construcción semántica reduccionista de “El Mundo Real”, con la clara intención de restar importancia a cualquier otro enfoque o modelo de desarrollo turístico, o del tipo que sea, que no contribuya a la generación de capital en pro de las empresas privadas.
En otras palabras, y aplicado a lo hasta aquí dicho, el campo de actuación y/o de desempeño profesional, real y esperado, del profesional que estudia o se forma profesionalmente a nivel superior en él y para el turismo. Dejando en claro que al parecer de las autoras, el enfoque arriba enunciado ha hecho mucho daño en los últimos decenios a la educación profesional superior en materia de turismo, tergiversado y corrompiendo prácticamente toda la esencia y razón de ser de las Universidades y de la propia Educación Superior, respecto al tipo de ciudadanos profesionales que en este campo debe orientar y formar.
Después de todo la tarea fundamental de las así denominadas Instituciones de Educación Superior (IES), muy en particular de las Universidades, expresadas en sus tan consabidas “funciones sustantivas” de: Docencia (profesionalización), Investigación, Vinculación, y Gestión, de cara a la profesionalización superior de la ciudadanía que accede a ella; la conservación, producción y gestión del conocimiento científico y de todo tipo de saber humano; la generación, fortalecimiento, y promoción-difusión de la cultura local, regional, nacional y mundial; la identificación en tiempo real y en prospectiva, tendiente a su solución, de los principales problemas de desarrollo social, tanto en lo cotidiano como en lo contingente y venidero, entre otras cuestiones, entre las cuales se incluyen la formación de los nuevos cuadros generacionales que deberán mantener y sustentar este mismo proceso “per secula seculorum”. ¿Después de todo, que es un profesional?, sino alguien que debidamente cualificado en lo cognitivo-experiencial (teoría [Instrucción-educación]-practica [métodotécnica]), en un campo determinado del saber y conocimiento humano es capaz de identificar y resolver problemas en conformidad a su formación o campo de estudio, incluido la capacidad de transmitir formativamente ese conocimiento, incluso el de ampliarlo a otros niveles.
Ahora bien, dentro del análisis que Adela Puig29 realiza del “Turismo como sector estratégico” de desarrollo, de entrada se advierten dos situaciones, la primera relacionada con la identidad misma del profesional del turismo (que hacer), y la segunda con las oportunidades de empleo-trabajo que ofrece el sector, así como del nivel de preparación (instrucción- capacitación- formación) que se requiere en cada caso particular, lo que nos devuelve irremediablemente al primer punto relativo a ¿Quién es el Profesional Superior en materia de Turismo?, si bien el término no es nuevo como bien señala Beltrami17 ¿Quién es el famoso Turismólogo del que tanto se habla hoy en día?, y lo qué es más ¿Cuál es la identidad misma de la ciencia del turismo? (que como bien se verá vendría a denominarse, conforme lo anterior, Turismología, el estudio científico del turismo en sus 5 niveles de estructuración-complejización).
Al referirse a los potenciales objetivos por los cuales habría que apostar por un desarrollo turístico, Adela Puig29 al enumerar y describir los objetivos que podrían ser argüidos y/o considerados como justificativos para optar por este tipo de desarrollos, en una localidad en particular, como objetivo número uno establece el de “Crear oportunidades de empleo”, argumento sumamente conocido y ponderado hasta el cansancio por quienes de una u otra forma vemos en el turismo una oportunidad de desarrollo socioeconómico. Textualmente se indica:
Los empleos provenientes del área turística y que suelen estar al alcance de la población local requieren poca experiencia y formación y, en consecuencia, son poco retribuidos. Por ejemplo: camareras de pisos, jardineros, botones, asistentes de cocina, etcétera. Otras posibilidades derivan de los trabajos administrativos básicos, tales como personal de reservas, de mostrador o cajeros. Algunos empleos suponen formación profesional, es el caso de cocineros, guías de turistas, camareros, agentes de viajes, choferes, etcétera. No obstante, este potencial de creación de empleo es un arma de doble filo, ya que los puestos directivos exigen formación superior universitaria y un título, así como cierto desempeño previo en el sector. Se infiere, entonces, que si la población local carece de estos atributos quedará circunscripta a integrar los cuadros del personal básico, mientras que los puestos directivos se cubrirán con personal importado, a menudo, de otro país más desarrollado. De modo que, en realidad, las oportunidades para la gente local de llegar a niveles más altos como empleados son muy limitadas29.
Coincidiendo este análisis somero con lo manifestado por Bernal25, cuando señala que: “En la actual sociedad del conocimiento, investigar y educar se convierten en profesiones de alta valoración social. En este sentido, en la sociedad del conocimiento se requiere, entonces, de personas cada vez más y mejor capacitadas para la apropiación y la generación de conocimiento”. Siendo esta la verdadera palestra desde donde cabría cualquier cuestionamiento, observación y evaluación del ser y qué hacer de la educación superior y universitaria, tanto en la sociedad actual como del presente milenio, y más que seguro en lo sucesivo también, tal cual lo ha sido siempre además.
La universidad debe por ende orientarse a:25
Desarrollar procesos de pensamiento en las personas
Promover la comprensión básica del mundo
Estimular la formación de instituciones e individuos flexibles
Capacitar para la autonomía
Estimular el interés por el conocimiento
Promover el sentido de la solidaridad y la individualidad
Practicar y promover el sentido de la responsabilidad
En el campo específico de la educación superior, en los países latinoamericanos parece que en la actualidad el estudio de las diferentes disciplinas es eminentemente pragmático, y su enseñanza, básicamente profesionalizante, sin ningún interés por la actividad investigativa25.
En la sociedad del conocimiento la investigación debe ser la misión fundamental de la verdadera universidad … la verdadera universidad debe estar inmersa en la producción de conocimiento, el cual, desde un enfoque integral e interdisciplinario, permita analizar y resolver los problemas que actualmente están presentes en la sociedad, así como proveer estrategias para la construcción de una sociedad más justa, responsable y solidaria, que sea capaz de erradicar la pobreza, las enfermedades, la violencia, el analfabetismo, y de dinamizar los avances tecnológicos… favorecer la formación de los recursos humanos e incentivar la investigación, orientando la preparación de expertos que puedan hacer frente a las necesidades de sus sociedades, con miras a resolver sus problemas desde una perspectiva integral tanto de la persona como de la sociedad.
Respecto al análisis de la calidad del empleo en el
“sector turismo”, resulta muy interesante28 y se coincide en todo lo ahí argumentado, respecto al tipo de puestos de trabajo que genera esta actividad, mismos que se caracterizan por un bajo nivel de calificación, conduciendo el tema del empleo turístico por dos vertientes: Una visión optimista, que considera al turismo un verdadero pasaporte al desarrollo por su impulso a la modernización de la actividad económica y de las localidades receptoras, así como por el alto volumen de empleo que genera; y otra pesimista, que aduce la precariedad, baja calidad y sobreexplotación de los mismos, con incidencias negativas en la estructura del tejido social donde se insertan, muy en especial en lo referente al género, la educación y la familia, entre otros.
Como siempre suele suceder, las limitaciones de espacio limitan ampliar y profundizar en ciertos temas, no obstante, se considera que con lo hasta aquí dicho se ha logrado el propósito deseado, sembrar estas inquietudes en las cabezas de quienes esto lean, estén inmersos en estos tópicos, o les puedan resultar interesantes. Más allá de que si concuerde o no con lo hasta aquí manifestado por las autoras, fácilmente se puede concluir que el turismo es una ciencia que estudia el epifenómeno turístico de manera fenomenológica compleja, y sistémica, acorde a los 5 niveles de articulación-estructuración enunciados, razón que la hace haber sido considerada para estar dentro del campo de acción de la universidad contemporánea, y no desde la simple perspectiva del modelo empresarial de servicios al cual se suele estar habituado. Tal situación resulta importante, ya que desde esta nueva óptica de ver, entender, estudiar y formarse a nivel superior en turismo, es que podrá entonces sí, empezar a definirse la identidad profesional del ciudadano a quienes se ha estado empezando ya a designar como turismólogo. Ya que resulta obvio en todo caso, que la identidad profesional de un profesional superior en turismo se aleja muchísimo de otras identidades profesionales tradicionalmente asociadas al turismo, como el del hotelero, el restaurantero, el chef ejecutivo, el guía, el tour operador, el agente de viajes, y un amplísimo etc. Incluso se puede entender como esta misma identidad se podría, de mediar el conveniente proceso, adaptar y fusionar a dichas identidades, al igual a otras identidades profesionales como la del geógrafo, el planificador, el antropólogo, etc., etc. Abriendo un nuevo campo de análisis para la determinación de nuevas áreas de desempeño profesional del profesional superior en y para el turismo. El turismo como disciplina científica, área estratégica del desarrollo, mucho más allá de lo meramente económicoempresarial. El debate queda planteado.
Esta investigación forma parte de los resultados del proyecto INCYT-PNF-2016-D12-47.
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